Pues sí. En Monterrey seguimos a -1°C, con sensación de -7°C y yo muero lentamente. El frío no es lo mío. Desearía estar en la playa. Incluso he llegado a considerar la opción de mudarme de ciudad, a una con clima más cálido, dónde no pegue tanto el frío. En octubre del año pasado, tuve la oportunidad de conocer Cozumel, una playa mexicana hermosísima. Hoy añoro estar ahí, bajo los rayos del sol, con una buena bebida y disfrutar de la vista. ¡Verano llega ya!.
Entiendo que hay que ser agradecidos con lo que la vida nos da, en este caso el frío; pero la verdad es que este tipo de temperaturas me limita y afecta en todo. Me es difícil levantarme de la cama. ¿Bañarse? Es cosa de valientes. Salir a la calle es horrible, y las casas: ¡HELADAS! Sinceramente creo que en cualquier momento aparecerá el Hombre de las Nieves a ofrecerme un helado en la sala de mi departamento.
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